El PL presentó una demanda ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) en la cual reclama “invalidar” los resultados de las urnas electrónicas de modelos más antiguos, que son más de la mitad, porque las considera imposibles de auditar.
Una auditoría encargada por el PL apuntó que el ultraderechista Bolsonaro fue el más votado en las urnas del modelo más nuevo, fabricadas a partir de 2020, con el 51,05 % de los sufragios.
En concreto, la demanda está enfocada en un 61 % de las 577.125 urnas utilizadas en las elecciones de octubre, sobre las cuales el PL dijo que fueron fabricadas entre 2009 y 2015 y “no pueden ser auditadas”, a diferencia del resto, más modernas, modelo 2020.
En una rueda de prensa convocada por el PL, el ingeniero Carlos Rocha, responsable por la auditoría, explicó que la intención de ese trabajo es “contribuir al fortalecimiento de la democracia” y con un “perfeccionamiento del sistema electoral”.
Sostuvo que el informe identificó “indicios muy fuertes de mal funcionamiento” de muchas de las urnas y que la intención ahora es que sea realizada una “una posible fiscalización, una verificación extraordinaria, frente a un hecho extraordinario”.
El abogado Marcelo Bessa, quien representa al PL, agregó que “en razón de ese informe técnico, de las inconsistencias y los datos relevantes” que presenta, esa formación ha pedido a las autoridades electorales que “verifiquen ese posible mal funcionamiento”.
Según Bessa, “si fuera constatado, deberían ser aplicadas las medidas legales necesarias”, sobre las cuales declinó pronunciarse.
De acuerdo al resultado oficial, Lula se impuso en la segunda vuelta de las elecciones del pasado 30 de octubre con el 50,9 % de los votos, frente al 49,1 % que obtuvo Bolsonaro.
Las urnas fueron inspeccionadas y avaladas por numerosos organismos oficiales, incluidas las Fuerzas Armadas, que en su informe sobre las elecciones no encontraron indicios de fraude, pero tampoco descartaron la posibilidad que pudieran haber ocurrido.
Bolsonaro, al día de hoy, todavía no ha reconocido su derrota públicamente ni felicitado a su rival, pero sí ha permitido que se inicie la transición con el equipo designado por Lula para ese fin.
Desde el día después de las elecciones, miles de activistas de la ultraderecha están acampados a las puertas de decenas de cuarteles en varias ciudades del país, exigiendo un golpe de Estado que impida la investidura de Lula, pero hasta ahora los militares han ignorado por completo a ese movimiento.
Un vídeo sobre una de esas protestas, realizado ante un cuartel de Porto Alegre, generó todo tipo de comentarios en redes sociales, pues se ve a los manifestantes haciendo señales de luces hacia el cielo con sus teléfonos, por la noche, y pidiendo “socorro”.
Lo que muchos llegaron a interpretar como un pedido de “ayuda extraterrestre”, fue explicado por uno de los participantes con la excusa de que en realidad las luces eran dirigidas a la oficina de un oficial, en uno de los pisos superiores del cuartel.