Opinión

Las universidades ante el cierre de Huachipato

Columna de Benito Umaña Hermosilla Rector Universidad del Bío Bío

Ante la actual crisis, reiteramos nuestra voluntad de contribuir y trabajar bajo un modelo de cuádruple hélice, que involucre a organismos del Estado, el sector privado, la academia y las comunidades.

Gran impacto ha provocado el anuncio del directorio de la Compañía Siderúrgica Huachipato (CHS) del cierre de la planta que, desde 1950, funciona en el puerto de Talcahuano. La medida se implementará progresivamente en un lapso de tres meses, período durante el cual podría revertirse.

Fue adoptada a pocas horas de conocerse que la comisión anti distorsiones recomendó aplicar disposiciones antidumping -diferenciadas y por un promedio de 15%- a las importaciones de bolas y barras de acero de empresas chinas.

CAP, matriz de Huachipato, señaló que estas indicaciones son insuficientes, argumentando que las sobretasas son menores a las solicitadas y que no corresponde diferenciar entre empresas, ya que todas pertenecen al Estado chino. No alcanzan para nivelar la cancha y viabilizar la operación de CSH, sostiene la Compañía.

Impacto regional

Son más de 2.500 las personas que trabajan en Huachipato y estudios recientes revelan que el empleo directo e indirecto que genera se extiende a más de 22 mil.

El impacto del cierre de la planta acerera a nivel regional es muy preocupante y trae a la memoria de quienes viven en la Región del Biobío la experiencia del cierre de la industria carbonífera en Lota, la textil en Tomé y de la loza en Penco.

No se trata sólo del cese de una actividad económica, sino de una cultura y una tradición arraigada en la identidad local.

Para muchos, el término de las operaciones de Huachipato es la crónica de una muerte anunciada.

Las alertas estaban activadas desde hace tiempo, las prácticas anticompetitivas de las empresas chinas se denunciaron durante años y la necesidad de renovación del equipamiento de la planta había sido ya advertida.

No es la hora de buscar culpables

Debemos más bien redoblar los esfuerzos para alcanzar un adecuado equilibrio entre los resultados financieros del Grupo CAP -al que la operación de la planta en las actuales condiciones le significa millonarias pérdidas-, el empleo y bienestar de miles de trabajadores y trabajadores y sus familias. Sin olvidar tampoco los impactos ambientales.

A través de nuestra historia, muchos y muchas integrantes de la Universidad del Bío-Bío han estado ligados a Huachipato personalmente o a través de su familia y un sinnúmero de profesionales de la UBB han sido parte de ella.

Como Universidad estatal birregional tenemos la vocación y misión de aportar a las regiones en que nos insertamos y hemos apoyado gestiones de la empresa y sus sindicatos para la protección de la industria acerera local.

Ante la actual crisis, reiteramos nuestra voluntad de contribuir y trabajar bajo un modelo de cuádruple hélice, que involucre a organismos del Estado, el sector privado, la academia y las comunidades.

Hoy la situación nos apremia a fortalecer el trabajo conjunto con los distintos actores. Las universidades regionales deben continuar proyectando su energía hacia un ecosistema superior, en el que la cooperación es la gran herramienta para alcanzar un mejor entendimiento y el crecimiento armónico y sustentable de Chile y sus territorios.

La UBB pone desde ya todas sus capacidades a disposición de este esfuerzo colaborativo.

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