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Estudio científico revela, por fin, qué hay en el interior de la Luna

La ilmenita es un mineral de óxido de titanio y hierro esencial para producir pigmentos blancos.

El misterio del interior de la Luna ha sido objeto de debates científicos durante décadas. Un estudio científico pone fin a la cuestión y detalla varias de sus partes fundamentales, entre ellas la gran pregunta: ¿qué hay en el interior de la Luna?

Desde la primera vez que el ser humano levantó la vista al cielo y contempló la Luna, la pregunta sobre qué hay en su interior ha intrigado a científicos y curiosos por igual. Las últimas investigaciones parecen haber desentrañado parte de ese enigma.

Un equipo liderado por Arthur Briaud, del Centro Nacional Francés para la Investigación Científica, ha combinado los últimos avances en geofísica, geodesia —la ciencia que estudia la forma y dimensiones de la Tierra— y simulaciones termodinámicas para obtener una imagen más clara de la estructura interna del satélite natural de la Tierra: la Luna.

Algunos afirmaban que era sólido como una roca, mientras que otros pensaban que podría ser líquido y fundido. Se han encontrado dos hallazgos clave: existe un núcleo y hay presencia de una zona de baja viscosidad enriquecida en un mineral llamado ilmenita. ¿Qué implican ambos?

La existencia de núcleo de 258 kilómetros asume similitudes con la Tierra y, por tanto, con su formación y comportamiento respecto a sus movimientos, sobre todo en el desarrollo del campo magnético y gravitacional lunar, que también afecta a la Tierra, por ejemplo en las mareas.

Respecto a la ilmenita, los científicos creen que la capa es el testimonio de un vuelco en el manto lunar. En palabras sencillas, esta capa puede haber sido fundamental para que la Luna tomara la forma que tiene hoy.

La ilmenita es un mineral de óxido de titanio y hierro esencial para producir pigmentos blancos que vemos en productos cotidianos como pinturas y plásticos, y ahora también juega un papel crucial en nuestra comprensión de la geología lunar.

Cada vez se conoce mejor la evolución del sistema solar.

Estos descubrimientos, publicados en Nature, no solo sacian nuestra curiosidad sobre la Luna, sino que también proporcionan pistas valiosas sobre la evolución temprana del sistema solar y, por extensión, sobre nuestra propia historia planetaria.

Como en cualquier avance científico, queda mucho por descubrir. Pero cada paso nos acerca un poco más a comprender esos secretos que el universo sigue guardando celosamente. Cada vez entendemos más misterios de nuestra Luna y las de otros planetas cercanos.

Fuente: computerhoy.com

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