Opinión

Los Ángeles y la congestión vehicular

La calma que nos traen los meses de vacaciones de verano se interrumpe abruptamente con la llegada de marzo.

Al retorno laboral de los últimos rezagados se suma el retorno a clases y con ello, el considerable aumento de la cantidad de vehículos circulantes por la ciudad, lo que se transforma en la ecuación perfecta para que se genere la congestión vial.

En la actualidad, la ciudad de Los Ángeles supera las 60 mil unidades de vehículos motorizados, cifra que la posiciona en el tercer lugar dentro de la provincia de Biobío, al concentrar más del 50% del total de vehículos circulantes.

Esta referencia es considerada una de las principales causas para la congestión de avenidas principales como Padre Hurtado, Ricardo Vicuña, Ercilla, Oriente y otras arterias, que se ven especialmente saturadas durante las horas punta.

Uno de los intentos por ordenar el flujo vehicular en la capital provincial son los más de 120 cruces semaforizados. Sin embargo, no son suficientes para dar abasto a las necesidades que trae consigo el crecimiento del parque automotor en relación a un 4 o 5 % anual.

Encontrar una solución definitiva a la congestión vial existente es un desafío mayor, pero se hace urgente buscar las herramientas que aborden este problema y aminoren el impacto que se produce en el funcionamiento de la ciudad.

Una alternativa podría ser la segregación de calles para ser usadas como vías exclusivas durante los horarios punta, o, programar un horario diferenciado para el ingreso a los recintos educacionales, que es una de las causas más visibles de los atochamientos.

Sin lugar a duda, tener un sistema de transporte público más eficiente, capaz de recibir a quienes se trasladan particularmente, y aun así realizar recorridos en tiempos acotados es una alternativa ideal, pero en sí misma requiere de una mayor organización para llevarse a cabo.

Claramente, discutir cuál es la mejor solución para enfrentar el problema de la congestión vehicular puede llevarnos a reuniones de largo aliento, pero es necesario dar ese primer paso porque no es posible seguir esperando indefinidamente, ya que, lo único seguro es que la infraestructura vial en la ciudad es completamente insuficiente.

Asimismo, existe otro importante punto a tratar, la aplicación de un diseño urbano que considere las necesidades actuales y proyecte las que se presentarán a futuro porque el crecimiento habitacional va a pasos casi tan acelerados como el del parque automotor.

Por Patricia Ramírez

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