La decisión de Pristina llega un día después de que Belgrado pusiera en máxima alerta a sus tropas.
Kosovo cerró en las últimas horas su principal paso fronterizo con Serbia, en un nuevo episodio de la peligrosa escalada de tensión diplomática entre los dos gobiernos por desacuerdos sobre la minoría serbia que vive en el norte del territorio administrado por Pristina. Un Gobierno cuya legitimidad Belgrado no reconoce, dado que se niega a aceptar la existencia misma de Kosovo como país desde su declaración unilateral de independencia en 2008.
Con este preámbulo, las autoridades kosovares decidieron el cierre del paso después de que se supiera que algunos camioneros serbokosovares habían bloqueado con sus vehículos las carreteras en la entrada de la importante ciudad de Mitrovica. Este fue el enésimo acto de una protesta que ha venido creciendo en el último mes y que ahora mantiene cerrado, además del puesto fronterizo de Merdare, también el de Jarinje.
La disputa remite a una serie de desavenencias por el irresuelto problema de los enclaves serbokosovares en Kosovo, territorio de mayoría albanesa. De hecho, el conflicto, parcialmente congelado en la última década, se reactivó hace meses con la decisión de Pristina de exigir que los serbokosovares avancen en su proceso de completa integración en las instituciones kosovares.
La pelea por las barricadas
Pero esto es algo que la comunidad serbokosovar rechaza al argumentar que sus derechos se verían afectados, cuando además en las últimas semanas fueron detenidos algunos expolicías serbokosovares y Pristina ha enviado efectivos a la zona. De ahí la protesta, que subió de intensidad nuevamente esta semana también por el anuncio de Serbia de que ha puesto sus tropas en máxima alerta y por la amenaza de Pristina de retirar las barricadas por la fuerza.
“Hemos dicho que nos esperamos a que (la misión de la OTAN) KFOR retire estas barricadas dado que impiden la libre circulación”, precisó a EL PERIÓDICO, diario del grupo Prensa Ibérica, un portavoz del Gobierno kosovar. “Pero si la KFOR no las retira, eventualmente tendremos que hacerlo nosotros porque no se pueden bloquear las calles indefinidamente”, añadió el funcionario.
El embrollo es de difícil solución también porque tanto kosovares como serbios azuzan desde hace días el fantasma de la presencia de agentes rusos en la zona, lo que algunos ven como una maniobra para internacionalizar aún más la crisis. Kosovo, en particular, ha afirmado reiteradamente que la actual tensión está siendo instigada por Moscú para desestabilizar la región.
La preocupación de EEUU y la UE
Dicho esto, Moscú no ha desaprovechado la ocasión. Pese a los altibajos en la relación con Belgrado, el Kremlin ha dado a entender que apoya al Gobierno serbio en esta disputa. “Serbia es un país soberano y es absolutamente erróneo buscar aquí una influencia destructiva de Rusia”, ha afirmado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Por su parte, tanto la Unión Europea (UE) como Estados Unidos (EEUU) han expresado su preocupación por la situación y han invitado ambas partes a mantener la calma. “Hacemos un llamamiento a todos a ejercer la máxima moderación, a tomar medidas inmediatas para pacificar la situación y a abstenerse de provocaciones, amenazas o intimidaciones”, han escrito en un comunicado conjunto.
En esta línea, las autoridades europeas y estadounidenses han asegurado que apoyan la promesa de Pristina de que ningún serbokosovar será arrestado por participar en las protestas. De igual forma, la UE y EEUU también han instado a los líderes serbios y kosovares a restablecer el diálogo y encontrar una solución lo más pronto posible. El tiempo dirá si estos anhelos se cumplirán.
Fuente: www.levante-emv.com