El sospechoso, un joven blanco de 15 años, está bajo custodia en un hospital herido en estado crítico.
“Debemos lidiar con la violencia de armas, parar este sinsentido”, dice la alcaldesa de Raleigh.
Como un derrame tóxico, la violencia con armas de fuego se extiende por todo Estados Unidos derribando barreras de clase, raza y toda condición y contaminando la vida de todos. El jueves, esa marea de muerte alcanzó Hedingham, un tranquilo barrio de clase media en Raleigh, en Carolina del Norte, escenario del último tiroteo masivo del país, en el que perdieron la vida al menos cinco personas a manos de un joven blanco de 15 años, que resultó herido críticamente y está en un hospital bajo custodia.
Durante cinco agónicas horas, en horror se instaló entre los dúplex, campos de golf, rutas de bici y senderismo y pinares de Hedingham. Cuando la policía llegó a primera hora de la tarde encontró el reguero de cadáveres a lo largo de una escena de crimen que se extendía por más de tres kilómetros. Instó a los residentes a encerrarse en sus casas. Y empezó una persecución que no acabaría hasta pasadas las nueve y media de la noche, cuando tras haber conseguido arrinconar al sospechoso en una residencia se consiguió capturarlo.
Las autoridades no lo han identificado públicamente, más allá de informar de su edad y su raza. Tampoco han explicado cómo resultó herido o qué armamento usó, pero una fuente familiarizada con la investigación citada por CNN ha explicado que se recuperaron una pistola y un rifle y que el adolescente llevaba ropa y una mochila de camuflaje.
Sus víctimas mortales son otro adolescente de 16 años, tres mujeres de entre 32 y 59 años y un policía de 29 años que estaba fuera de servicio y se dirigía al trabajo. Hay además otra mujer herida que se encuentra en estado crítico en el mismo hospital que él y un agente también tuvo que ser tratado por sus heridas.
532 tiroteos en 2022
El tiroteo, el número 532 en EEUU en lo que va de año según los datos del Gun Violence Archive (que clasifica así los incidentes con al menos cuatro heridos de bala sin contar al responsable de los disparos), sacudió la ciudad. Y en una comparecencia ante la prensa el mismo jueves la alcaldesa de Raleigh, Mary-Ann Baldwin, imploró: “Debemos hacer más. Debemos detener esta violencia sin sentido en EEUU, debemos lidiar con la violencia de armas”.
También el gobernador de Carolina del Norte, el demócrata Roy Cooper, ha hablado este viernes de la necesidad de dar una respuesta a la eterna epidemia de EEUU. “Como políticos, no podemos ignorar lo que ha pasado aquí y no lo haremos. Debemos estar decididos a hacer cambios y a triunfar”, ha dicho en rueda de prensa.
En la campaña para las elecciones de medio mandato que EEUU celebra el 8 de noviembre (que no afectan a Cooper pues no se enfrenta a la reelección hasta 2024) los republicanos han hecho de la seguridad y el crimen un tema central con el que creen poder castigar a los demócratas. Suelen centrar su mensaje en núcleos urbanos y zonas gobernadas por estos. También siguen oponiéndose a regulaciones más estrictas de control de armas.