La discusión entre Lula, primero en las encuestas, y Bolsonaro, acaparó la atención de millones de televidentes.
El primer debate entre los candidatos presidenciales del 2 de octubre encendió las pantallas de Brasil. Los cruces entre Luiz Inacio Lula da Silva, hasta ahora favorito en las encuestas, y Jair Bolsonaro, quien aspira a la reelección pero se encuentra al menos 15 detrás que el expresidente (2003-10) fueron de alto voltaje, como se esperaba. La presencia de Ciro Gomes (PDT, centroizquierda), el más locuaz de los participantes del debate, Simone Tebet, del centrista MDB, y los liberales Luiz Felipe d’Avila (Novo) y Soraya Thronicke (Union Brasil), fue la de unos actores de reparto de un drama político que los supera. La polarización entre Lula y Bolsonaro se devora sus aspiraciones. Todo indica que será entre ellos la segunda vuelta, el último domingo de octubre. En breve, los sondeos informarán de los efecto del debate en las encuestas.
El encuentro de Bolsonaro y Lula en los estudios de la televisora Bandeirantes sacó chispas desde el comienzo. El capitán retirado lo llamó “expresidiario”. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) no dejó de recordar que el juicio al que fue sometido y por el cual estuvo 585 días en la cárcel solo sirvió para sacarlo de los comicios de 2018 que le permitieron a la ultraderecha llegar al Gobierno.
El capitán retirado no dejó de insistir en que Lula encabezó la gestión “más corrupta” de la historia brasileña. “El país que dejé (al salir de la presidencia) es un país que el pueblo echa de menos”, le dijo. Aseguró a su vez que bajo su presidencia se generaron más empleos, políticas de inclusión, inversión en educación y una menor deforestación en la Amazonía. “Su jardinero y su empleada doméstica vieron mejorar el país”, le contestó Lula a Thronicke, quien también le formuló reparos sobre los años del PT en el Palacio Planalto. Según se supo, durante las pausas publicitarias, tuvieron lugar incidentes entre asesores de Lula y el capitán retirado.
“Mentiras”, “fake news”, “engaños”, “cifras absurdas”, fueron algunas palabras comunes en los choques entre los dos candidatos con mayor intención de voto. Bolsonaro se vio obligado a comprometer la continuidad de la ayuda social para millones de necesitados, y que se iba a suspender después de las elecciones.
Momentos de misoginia
Fiel a su estilo, el presidente no pudo contener su machismo. “¿Por qué tanta rabia con las mujeres?”, quiso saber Tebet. Bolsonaro se enojó cada vez que uno de los candidatos hablaba sobre los negociados que tuvieron lugar para la compra de vacunas durante la pandemia que mató a más de 580.000 personas. “No podía esperar otra cosa de ti. Creo que duermes pensando en mí. Tienes algo de pasión por mí. No puedes tomar partido en un debate como este, hacer acusaciones mentirosas sobre mí. Eres una vergüenza para el periodismo brasileño”, le espetó a la periodista de TV Cultura, Vera Magalhaes, quien lo cuestionó sobre ese asunto.
Valoraciones
“Bolsonaro insulta a una mujer en el debate; Lula rehúye de la corrupción“, señaló el Folha de San Pablo, al comentar algunos aspectos de la discusión. Para el diario paulista los candidatos principales mostraron a lo largo de tres horas “puntos débiles”. En cuanto a Lula, consideró que “se centró en hablar del pasado, lo que sería natural para alguien que pasó ocho años en el poder”. Sin embargo, “perdió la oportunidad de buscar los puntos que le faltan para una victoria en la primera vuelta”. Según la publicación, al defender a la expresidenta Dilma Rousseff, y calificar de golpe de Estado su destitución, Lula corrió el peligro de alejarse de un sector de la clase media que tiene alergia política al PT.
Como suponían los medios de prensa, Bolsonaro criticó lo que llamó activismo judicial. “Algunos ministros del STF (Supremo Tribunal Federal) quieren a cualquier precio interferir en el Poder Ejecutivo”, dijo en relación a un escándalo de la última semana: el allanamiento realizado por la Policía Federal contra importantes empresarios que simpatizan con el mandatario y que en un grupo privado de whatsapp hicieron saber que prefieren un golpe de Estado antes que una victoria de Lula en octubre.
Días de mayor tensión
La campaña electoral todavía no ha entrado en el mes crucial pero ya hay indicios de que la tensión irán en aumento. El 7 de setiembre, Bolsonaro realizará su primera demostración de fuerza en el espacio público con el propósito de reducir distancias en las encuestas. La ultraderecha quiere generar un acontecimiento de masas en Río de Janeiro. La “ciudad maravillosa” será el lugar desde donde el presidente volverá a repetir su principal argumento desde que comenzó el año: las elecciones no son completamente transparentes debido a la fragilidad de las urnas electrónicas y se reserva el derecho de impugnar un resultado desfavorable.
Fuente: www.levante-emv.com