“Sabemos lo que está en juego, estoy seguro de que en el futuro vamos a mirar atrás y enorgullecernos ante estos niños de lo que hicimos en 2022”, afirmó el líder ultraderechista en un mitin, en su primer día de campaña en el estado de Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país.
El mandatario, que acostumbra a poner a Venezuela y Cuba como ejemplos de países donde el poder no emana del pueblo al considerarlos “dictaduras”, pidió a sus seguidores votar el próximo 2 de octubre “con la razón y no con la emoción”. “Hagan comparaciones, vean lo que está pasando en otros países de Sudamérica. Esa gente, están todos unidos, son integrantes del Foro de Sao Paulo”, de formaciones progresistas latinoamericanas, y “no luchan por el bien del pueblo, sino por un proyecto vitalicio de poder”, manifestó el capitán retirado del Ejército.
Asimismo, volvió a plantear las presidenciales como “una lucha del bien contra el mal”, que identificó con “color rojo”. “Sabemos lo que necesitamos para continuar siendo un país próspero y un país democrático y libre (…). Estamos a favor de la libertad por encima de todo”, subrayó para después reiterar su defensa de la familia tradicional y su rechazo a la “ideología de genero” y la “liberación de las drogas”.
También pidió el voto para su exministro de Infraestructuras Tarcísio Gomes de Freitas, candidato al Gobierno de Sao Paulo, quien, como él, también aparece en segundo lugar en las intenciones de voto.
En la carrera presidencial, Lula, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, ganaría las elecciones de octubre con más del 40% de los apoyos, frente al 30% que obtendría Bolsonaro, en el poder desde enero 2019, según todos los sondeos. Para la Gobernación de Sao Paulo, el estado más rico y poblado del país, el exalcalde y exministro Fernando Haddad, candidato de Lula, se impondría con cerca de un 30% de los votos, ante el 12% que lograría Gomes de Freitas.